miércoles, 22 de febrero de 2012

El lugar de la música en la Iglesia Local

7 comentarios:

  1. EL LUGAR DE LA MÚSICA EN LA IGLESIA
    “Un enfoque bíblico del tema”

    INTRODUCCIÓN
    Vivimos en un mundo sometido al mensaje y a los efectos de la música, nadie escapa al impacto profundamente significativo de la música, especialmente entre la juventud. La encontramos en todas partes, en los supermercados, en las tiendas, en la radio, en la televisión, en el autobús; podemos decir que la música tiene una presencia predominante en la sociedad, que la ha convertido en un fenómeno cultural de nuestra época.

    Vivimos en una cultura que se ha denominado posmoderna, basada principalmente en el materialismo, el hedonismo y el nihilismo y dominada por el sentimiento y el emocionalismo; y en la cual la música se ha convertido en el caldo perfecto donde proliferan todas estas características, o en el portador perfecto que trasmite y lleva esta cultura a todos los rincones del planeta.

    En ese contexto, haremos una reflexión bíblica del lugar que la música debe ocupar en la iglesia cristiana. ¿Debe la iglesia seguir este patrón que encontramos en el mundo? ¿Debe la música elevarse al lugar más alto en la iglesia? Primero pondremos como una base, la posición y el valor de la música en la vida de la iglesia; para luego relacionarla con las tres áreas más importantes en el que hacer de la iglesia: canto congregacional, predicación y evangelismo.

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  2. EL LUGAR DE LA MÚSICA EN LA IGLESIA
    “Un enfoque bíblico del tema”


    I. La Posición de la Música
    Primero, ¿debe la música tener el primer lugar en la vida de la iglesia? La preeminencia de la música en la vida de la iglesia, en su adoración y evangelización, parece ser la tendencia en los últimos años, ¿Es esto correcto? ¿Debemos dejarnos guiar por esta tendencia? ¿Qué dice la Biblia al respecto?

    En realidad, la música no ocupa un lugar predominante en la enseñanza bíblica del N.T. A parte de las aproximadas quinientas referencias a la música en el A.T., hay alrededor de ocho citas en el N.T. en cuanto al canto en la tierra, las demás son referencias al cielo. Esto de cualquier manera nos sugiere que este tema no fue necesario tratarlo en la era apostólica (iglesia primitiva); porque estaba completamente claro, y/o porque no era tan importante en la vida de la iglesia, como lo fue la predicación, la oración y la comunión cristiana, según vemos en Hechos 2:42. “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”.

    Lo mismo podemos decir del ministerio musical. De hecho, se nos dice en Efesios 4:11 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” Estos son los dones de Cristo, aceptados por la iglesia en general como los ministerios universales que son los instrumentos divinos para la edificación del cuerpo de Cristo, y en los cuales no se incluye al músico. Tampoco en los dones listados en 1 Corintios 12:7-10 se nos menciona el don de la música o del canto, como uno de los dones espirituales.
    Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 1 Corintios 12:7-10


    Todo esto debe hacernos reflexionar, sobre el lugar que la música debe ocupar en el ministerio de la iglesia; y sobre todo, de la sencillez y humildad con que debemos desarrollar este ministerio y tratar el tema. Lastimosamente en la actualidad, en muchos casos, la iglesia ha seguido los patrones del mundo; para hacer de la música un ministerio de presentaciones y entretenimiento cristiano y de sus ministros modelos de pompa y ostentación.

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  3. EL LUGAR DE LA MÚSICA EN LA IGLESIA
    “Un enfoque bíblico del tema”

    II. El Valor de la Música

    Segundo, para establecer el lugar que debe ocupar la música en la iglesia debe definirse su valor. Para esto, la música debe verse no solamente en términos de cultura humana (gustos y preferencias personales), sino de creación divina (gusto y propósito de Dios). La música si bien es un arte, es primeramente un don de Dios. Consideremos los comentarios de dos de los reformadores:
    “todas las artes proceden de Dios y deben ser consideradas como invenciones divinas” Juan Calvino


    “El hombre que no aprecia la música es un patán… Martín Lutero



    Ahora, debemos preguntarnos: ¿para que es la música? Si bien es cierto, como lo vemos particularmente en los salmos, que ella permite al hombre expresar audiblemente sus emociones: gozo, tristeza, aflicción, amor, compasión, paz, alegría, etc. Al considerar la Biblia, vemos que la mayoría de referencias a la música se dan en conexión directa con la adoración y el culto a Dios; es decir con la fe religiosa del hombre y no con sus sentimientos en general.

    Un cristiano no debería rechazar la música de hecho, porque sería oponerse al deseo divino al darla; y aunque puede tener preferencias musicales por algún estilo a otros, debe ser diligente en seleccionar los estilos musicales que mejor ayuden al propósito por el cual Dios la ha dado, el cual es la adoración y devoción a El. Como David lo expresa en Salmos 40:3 “Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios”. Por tanto, el cántico debe ser más que un deleite en los sentimientos puramente humanos y mundanales, un medio poderoso que nos lleve a la contemplación y adoración de Dios y a deleitarnos en El.

    Ya dijimos que el propósito fundamental de la música es el culto y la adoración a Dios. La primera referencia bíblica a la música en el pueblo de Dios la encontramos en Éxodo 15:1 “Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; ha echado en el mar al caballo y al jinete”. Esta expresión musical fue el resultado de una experiencia viva con Dios, de ver su poder y experimentar la liberación milagrosa obrada sobrenaturalmente por la mano invisible de Dios. Si no hay experiencia con Dios, “la música cristiana” viene a ser ruido, ondas sonoras, instrumentalización sin sustancia y sin sentido; como dijo Pablo hablando del amor en 1 Co. 13:1: “vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe”.

    No es de extrañar que el diablo haya querido desviar nuestra atención, del verdadero sentido de la música, haciéndola un fin en si misma, llevándola al exhibicionismo, al show, colocándola en el centro y elevándola a un lugar que no le corresponde; con el fin de robarle la Gloria a Dios y quitarle a la Iglesia de Cristo la bendición divina.

    La música ha sido un vehículo poderoso para la expresión devota del pueblo de Dios y siempre que se utilice de esta manera será una gran bendición y un gran aliciente para la vida cristiana. Pero debe limitarse a acompañar la expresión verbal del pueblo de Dios y estar fundamentada en una experiencia y relación personal con Jesucristo.

    Ahora relacionaremos la música a cada una de las áreas más importantes en el que hacer de la vida de la iglesia: la música como acompañante del canto devocional de los cristianaos reunidos, la música en relación a la predicación y la música como medio para la evangelización.

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  4. EL LUGAR DE LA MÚSICA EN LA IGLESIA
    “Un enfoque bíblico del tema”

    III. La Música en el Canto Congregacional
    ¿Qué se puede decir de la instrumentalización musical en la iglesia? ¿Del acompañamiento musical en el canto devocional de la iglesia?
    Por qué las grandes cadenas de supermercados, almacenes o restaurantes, usan diferentes estilos musicales, según el ambiente que desean recrear. Esto no lo han decidido casualmente, sino en base a estudios e investigaciones científicas, que les han dicho que la conducta humana es acondicionada por los estilos musicales que escuchan. Esta observación hace más pertinente la pregunta siguiente: ¿Será adecuada entonces cualquier música para adorar y alabar a Dios?

    Creo que podemos decir con certeza bíblica que no podemos, ni debemos ser descuidados en cuanto a la selección de los instrumentos musicales que deben ser utilizados en el canto a Jehová. Al rey David le fue dado por inspiración divina, el diseño de los instrumentos que debía utilizar al entonar alabanzas a Jehová como lo vemos en 1Crónicas 23:5 “Además, cuatro mil porteros, y cuatro mil para alabar a Jehová, dijo David, con los instrumentos que he hecho para tributar alabanzas”.

    Además en los salmos 4 y 5 se dice expresamente (como parte del texto inspirado) cuales son los instrumentos con los que se debía acompañar ese canto. En el Salmo 4 dice para acompañarse con cuerdas y en el salmo 5 para acompañarse con flauta. Esto nos indica indudablemente que la música (instrumentalización) debía armonizar con el mensaje de las palabras; y que no todo instrumento o todo arreglo musical, es pertinente para toda letra o para toda ocasión.

    Es indudable que Dios nos creo para responder diferente según los estilos musicales y que no toda música será adecuada para cumplir el propósito de adorar y alabar el nombre del Señor. Por tanto, no debemos ser descuidados para seleccionar la instrumentalización musical, ya que esta debe ir de acuerdo al sentir de la expresión verbal, para poder así cumplir un principio bíblico básico de cómo debemos adorar a Dios con cánticos: “Cantar con Entendimiento” “cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento”. 1Corintios 14:15b
    a. Cantar con entendimiento requiere que la letra sea claramente audible, por lo que la música debe acompañar únicamente; y los instrumentos con alto volumen, como aquellos que meten distorsiones, no tienen mucho lugar para cumplir ese propósito.
    b. Cantar con entendimiento requiere una armonía entre la letra y la música, y esta armonía mostrará que el que lo hace lo sabe hacer o lo hace bien. Como dice el salmista en el Salmo 33:3 “Cantadle cántico nuevo; Hacedlo bien, tañendo con júbilo”.

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  5. EL LUGAR DE LA MÚSICA EN LA IGLESIA
    “Un enfoque bíblico del tema”

    IV. La Música y la Predicación
    La música a la par de la predicación debe colocarse siempre en un plano inferior. Si bien es cierto como dice Martín Lutero que la música es arte y uno de los regalos más magníficos y agradables que Dios nos ha dado, todo esto es solamente después de la teología.

    “Después de la teología, le doy a la música el lugar y honor más alto. La música es el arte de lo profetas, el único arte que puede calmar las agitaciones del alma; es uno de los regalos más magníficos y agradables que Dios nos ha dado”

    No es a través de la música que la sabiduría de Dios ha considerado prudente salvar a los creyentes; sino a través de la proclamación de las verdades eternas de Dios, expresadas en las Sagradas Escrituras. Aún a pesar de que al razonamiento humano esto le pueda parecer una locura.

    “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación”. 1Corintios 1:21

    La iglesia ha sido seducida por la cultura posmoderna actual, para ir en pos del camino del sentimiento y del emocionalismo; y ha dejado de lado, la reflexión y la meditación profunda de la Palabra de Dios. Es común entonces las muchas actividades eclesiásticas como cultos, programas, conciertos y otros, donde prácticamente se ha dejado de lado la predicación de la Palabra de Dios. Es verdaderamente triste la pobre alimentación espiritual a la que está sometida la iglesia hoy día. No es raro entonces encontrar un pobre entendimiento de los caminos de Dios en el seno de la iglesia, aunque El sigue siendo el Dios que dice: “Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová”. Jeremías 9:24.

    Es indudable que de continuar en ese camino los resultados los encontraremos a la vuelta de la esquina; por eso es urgente que la supremacía de la predicación sea restaurada en la iglesia de hoy, para que podamos tener iglesias sanas y fuertes que crecen establecidas firmemente en las verdades eternas de La Palabra de Dios. Muy bien lo expresa Juan José Barreda:
    “La proclamación de La Palabra es la manifestación del Dios viviente traducido en la lengua del tiempo presente. Es la revelación del Dios trino que manifiesta su amor y su deseo de tener relaciones personales con la humanidad.”


    Que el mismo Dios que nos salvó, lleno de misericordia y bondad; siga siendo paciente con nosotros, y que en su benignidad nos guíe al arrepentimiento para hacernos volver de nuestros malos caminos.

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  6. EL LUGAR DE LA MÚSICA EN LA IGLESIA
    “Un enfoque bíblico del tema”

    V. La Música en la Evangelización
    Por su peso cae que si bien es cierto que tenemos libertad para usar la música y necesitamos ser creativos para llevar el evangelio hasta lo último de la tierra, la predicación “proclamación de la Palabra de Dios” en la evangelización debe ocupar un lugar central, para que logremos el objetivo bíblico de ganar las almas para Cristo.

    ¿Hasta que punto debemos considerar la cultura y especialmente el uso de la música en nuestro trabajo evangelizador? Por ejemplo, el concepto de “Iglesias étnicas” en la obra misionera sugiere un respeto por la cultura local del pueblo que se evangeliza y una adaptación o identificación del evangelio con esa gente. El enfoque paulino es bastante claro en 1 Corintios 9:20-22 cuando dice:
    21 “Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; 21 a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. 22 Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos”.

    Y este enfoque es coherente con el modelo de Cristo. Quien nos mostró Su Gracia y Su amor al hacerse pobre, siendo rico, para que con su pobreza nosotros fuéramos enriquecidos. 2Corintios 8:9.

    Sin embargo esta condescendencia e identificación no debe llevarse al punto de comprometer los principios cristianos de lealtad y santidad a Dios y su Palabra, como Pablo también lo dice: “a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros”. Gálatas 2:5 Someterse a ciertos ritos propios de la cultura judía, que de hacerlo habrían puesto en duda las verdades elementales del evangelio que nos enseña que la salvación es solo por la Gracia de Dios.

    El meollo de la obra evangelística no es convencer o ganar adeptos desde una óptica meramente humana, para lo cual las técnicas de mercadeo, muy consideradas y usadas hoy día pueden funcionar excelentemente. El punto central es que el poder de Dios, a través de nuestra obra evangelística, opere para lograr, no por mero emocionalismo momentáneo sino por verdadera convicción espiritual, que por la Palabra, las personas se conviertan a Cristo y puedan entonces vivir una vida nueva y santa delante de El. A esta obra secreta de Dios en el corazón le llama el apóstol Pedro “renacer” o “nacer de nuevo”. Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 1Pedro 1:23

    Una iglesia sana comienza en la forma que evangeliza, es decir: en la manera en que presenta el mensaje de salvación. Las iglesias son más saludables cuando el evangelio es más claro; y es más claro cuando nuestros métodos evangelísticos son más sencillos.
    Si los métodos que la iglesia utiliza dejan por fuera la predicación correcta de la Palabra salvadora, la iglesia solamente tendrá inconversos que se llaman cristianos; pero si es lo contrario, la iglesia crecerá y se desarrollará como nos narra Lucas en el libro de los hechos 6:7 “Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe”. Los verdaderos cristianos “discípulos” se multiplican cuando la palabra del Señor crece en la obra evangelizadora de la Iglesia.

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  7. EL LUGAR DE LA MÚSICA EN LA IGLESIA
    “Un enfoque bíblico del tema”

    CONCLUSIÓN
    La iglesia debe tener un aprecio muy grande por la música y valorarla por ser un don recibido de la buena mano de Dios. Y al usarla debe hacerlo bien, porque es un arte, que le ha sido entregado, el cual debe ser administrado fielmente.

    Por otra parte, la iglesia debe usar la música con libertad, pero debe tener un cuidado especial cuando la use para el culto congregacional de adoración y para la expresión de devoción a Dios; ya que al dirigirla a El, debe reflejar una conciencia del carácter santo de aquel a quien se la ofrece, y en este sentido debe haber una diferenciación palpable en las formas y dinámicas de los estilos musicales usados para este fin. El culto a Dios no es un show de entretenimiento, en el cual los músicos se entregan al público para satisfacer sus necesidades y expectativas, sino que es una entrega de corazón en espíritu y en verdad, primeramente de los ministros que están guiando al pueblo de Dios.

    Finalmente, aunque la música es buena y es una herramienta adecuada para ministrar a la necesidad emocional de las personas, esta no debe quitarle el lugar preeminente a la predicación, tanto en la vida de la iglesia como en su obra de evangelización. La iglesia debe cuidarse de la tendencia bien diseminada de depender de la música de entretenimiento para la “efectividad” de la evangelización. Sobretodo cuando esta evangelización ocurre en los servicios regulares de la adoración pública.
    La efectividad en la evangelización reside en la correcta y clara predicación de las verdades sencillas y esenciales del evangelio de Jesucristo.

    BIBLIOGRAFIA
    Lecturas completas (lectura adicional)
    • Blanchard Jhon con Peter Anderson y Der. Cleave. Evangelismo y Música “El Rock Invade la Iglesia”. Barcelona: Evangelical Press 1983
    • Millar Steve. Debate de la Música Cristiana Contemporánea. Colombia: Editorial Unilit, 2000
    • Ferreira, Damy. Crisis en la Adoración. El Paso: Casa Bautista de publicaciones, 1994

    Otra Bibliografía
    • Donner, Theo G. Fe y Posmodernidad. España: Editorial CLIE, 2004
    • Cruz, Antonio. Posmodernidad. Barcelona: Editorial CLIE, 1996
    • Darino, Miguel Angel. La Adoración: Primera Prioridad. Casa Bautista de Publicaciones, 1992
    • Barreda Toscazo, Juan José. Unidos en Adoración. Buenos Aires: Cairos Ediciones, 2004
    • Boschman, LaMar. El Corazón de un Verdadero Adorador. Colombia: Editorial Peniel, 2000
    • Piper, Jhon. Sed de Dios. Barcelona: Publicaciones Andamio, 2001

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